martes, 31 de diciembre de 2013

Síntomas o manifestaciones comunes del abuso sexual

ASPECTOS FÍSICOS: 

Cuando empecé a escribir, mi interés era dar a conocer lo que pasaba y como había muchas dudas, quise ser lo más específica posible y que fuera de ayuda incluso para los médicos a quienes muchas veces se les lleva a los/las niñas/os para que diga si hubo abuso sexual o no. Lo cual generalmente es difícil de determinar para ellos ya que estos temas no se tocan en medicina, más que rara vez y si acaso como tema extra en la clase de pediatría o legal.

Con el tiempo he aprendido que muchas veces las personas buscan ayuda mucho tiempo después de que ocurrió el incidente.  Además, algunas cosas no dejan huellas físicas como un beso o una caricia inapropiada para el/la menor. Por lo tanto esta información de los aspectos físicos,  no la he necesitado, al trabajar con las personas que vivieron abuso sexual. Si la pongo es por si le puede ser de utilidad a otras personas que estén investigando sobre el tema.

 Resulta raro encontrarlos, sólo en casos muy extremos; o, en el caso de una violación y pueden ser: dependiendo de la edad. Ha alguna vez supe de una niña de cuatro años a la que habían tenido que suturar por el desgarro que le había dejado el tío al penetrarla. La niña hablaba de que su tío le había puesto un palo ahí y señalaba su área genital. En otras ocasiones se puede encontrar enrojecimiento  (hay que tomar en cuenta que los labios menores y la entrada vaginal tienen con color más intenso, rojo, por ser un tejido diferente a la piel de los labios mayores y no confundir este enrojecimiento natural con un abuso sexual) y/o moretones (en algunas ocasiones, si una niña cae en horcajadas sobre algo duro como tubo de bicicleta, puede tener moretones, incluso sangrado sin ser abuso sexual) en los genitales de la niña. Una abertura de 6-7 Mm. en la entrada vaginal en niñas menores de 10 años (Smith, Benton, Moore, Runyan 1992) puede sugerir el abuso pero, ¿quién va andar midiendo? ¿Qué tan conveniente resulta medir? También en raras ocasiones ardor en el área genital flujo o sangrado vaginal, dolor al orinar o al defecar, quejarse al sentarse o caminar. Estos datos también pueden sugerir una infección renal. En los niños igual, enrojecimiento, moretones o laceraciones, sangrado anal. Además si el abuso se reporta dentro de las 72 h hay que llevarla/lo al médico, teniendo en mente que el abuso sexual no incluye solamente los genitales, puede haber penetración oral o tocamientos sexuales que no dejarán huella.  
En muchas ocasiones, el abuso sexual dura una temporada, no es sólo una vezy el agresor puede ir lentamente precisamente para no dejar huella, tocar lentamente el ano para que vaya dilatando poco a poco.     
  
   El no encontrar signos físicos no es garantía de que no haya sucedido el abuso.   En el tiempo que  tengo trabajando con el abuso sexual (desde 1993) sólo en una ocasión vi a una niña a quien le contagiaron una infección de transmisión sexual, condilomas acuminados, y tuvieron que hacerle una cirugía para quitárselos y ha sido la única vez. Si esperamos ver síntomas físicos para creer que sucedió, dejamos de lado a muchas criaturas y nos quedamos con la idea de que rara vez ocurre. 

En ocasiones los niños pueden empezar con enuresis o encopresis como manifestación del abuso cuando ya habían aprendido a controlarlo.

Griffith y Griffith (1994) en su libro The body speaks  (El cuerpo habla) refieren que se ha encontrado abuso sexual en niños y niñas que se presentan en la sala de emergencias con convulsiones no epilépticas. Y a mi también me han contado algunas mujeres este tipo de crisis y que les dicen los médicos que no les encuentran el motivo, y tienen el antecedente de haber vivido abuso sexual.

Ahora no todas las convulsiones sin aparente motivo ni todas las enuresis y encopresis son manifestaciones que aseguren un abuso sexual. Hay muchas otras causas de estas manifestaciones.


GRIFFITH J.L y Griffith M.E.: The body speaks.  therapeutic Dialogues for mind-body problems. Basic Books 1994 USA
SMITH J., Benton R, Moore J, Runyan D: Understanding the medical diagnosis of child maltreatment: a guide for non-medical professionals. USA

lunes, 9 de diciembre de 2013

Manifestaciones del Abuso Sexual

Al describir las manifestaciones del abuso sexual mi intención es que se entiendan las consecuencias de esta injusticia y al observarlos  poder detectarla  y así invitar a cuestionar las ideas dominantes que hay sobre el tema y sus efectos. Detección, es mi intención, no hacer creer que las personas están “dañadas”, “traumadas”, que es la idea generalizada.  Aunque es cierto que el abuso sexual lastima mucho a las personas, de alguna manera éstas hacen lo posible por salir adelante, y de esta manera hay que ver estas manifestaciones, como un esfuerzo de las personas para continuar con su vida.

Prefiero hablar de manifestaciones y no de síntomas porque ésta última nos lleva a la idea de enfermedad.  Las personas que vivieron abuso sexual sufren las consecuencias de esta injusticia, de alguna manera son “entrenadas” por el ofensor y la sociedad a creer ciertas cosas de ella mismas, y esto afecta su vida de muchas maneras. Al cuestionar las ideas dominantes e invitarlas a vivir de acuerdo a sus preferencias, esas “manifestaciones” desaparecen.

De unos siete años a la fecha (2013), programas en la televisión muestran historias de mujeres que salen adelante tras haber tenido una experiencia de abuso sexual y/o violación. Y se ha difundido la idea de que esa experiencia es una injusticia, y he notado que se traduce en que las mujeres aprenden que no es su culpa, y en la medida de que se expone que el abuso se llama así porque alguien de más poder que ellas, se aprovechó y que ellas hicieron lo que pudieron para defenderse, es posible que continúen con su vida sin los efectos del abuso que enseguida menciono. Esto de alguna manera confirma que aunque sea una experiencia muy desagradable, no necesariamente quedan “traumadas de por vida”. Además también depende del contexto, a veces las niñas no quedan “traumadas” porque los adultos que las rodean las protegen y de alguna manera les hacen sentir con sus acciones que el responsable es el agresor: ya sea que ven que lo regañan, le dejan de hablar, lo corren, se separan (en caso de que sea la pareja) etc.

Todas las manifestaciones que vienen a continuación están bajo la influencia de un pensamiento estructuralista, listado de síntomas, sin tomar en cuenta el contexto (los factores sociales que influyen en la problemática) ni la doble escucha, es decir la de la historia del trauma y la historia de lo que la persona hizo para resistirse, protegerse, minimizar el daño y proteger lo que es valioso para ella (White 1995 y 2006).

A continuación describiré los efectos o las manifestaciones del abuso sexual los cuales están sujetos a muchas variables y son mencionados por los autores referidos coincidiendo con mi experiencia cuando no conocía el trabajo de las prácticas narrativas.  Es decir, llegué a ver mucho de los síntomas mencionados.  Ahora que trabajo con la doble escucha, mi experiencia es radicalmente diferente.  De todas maneras lo dejaré así porque es de mi interés que se de a conocer esta problemática y quizá es más fácil si inicio con esta manera tradicional de trabajar y poco a poco muestro mi evolución hacia las prácticas narrativas.  El tiempo en que trabajé con la manera que me enseñaron en la escuela, es decir, la psicología que domina, me ayudó mucho, no lo voy a negar, pero la manera de trabajar con las prácticas narrativas es mucho muy diferente y me gusta más.  Es muy respetable si alguien prefiere esta manera tradicional o estructuralista de trabajar. Entonces, de acuerdo a esta tradición, las manifestaciones dependerían de:

  1. La duración y la frecuencia: aunque solo suceda en una ocasión puede sentirse mal y con algunos síntomas sobre todo con dificultades sexuales o una autoestima muy baja, no se diga si duró meses o años.  A más frecuencia y duración más dolor, aunque puede haber excepciones.
  1. La relación con el ofensor: no es lo mismo que sea el papá o el vecino. Cuando es incestuoso (padre, hermanos, tíos, primos) puede ser más traumático que si es un desconocido o alguien que no sea de la familia. 
Una señora pensaba que su hermano “la había manoseado”  fue una sola vez y ella se sentía muy mal, eso la hizo irse de casa y casarse a los 15 años. Cuando entró a terapia, y en el proceso, se dio cuenta de que no había sido su hermano sino su papá.  Su hermano le llevaba solo dos años y ya como adulta, recordó que fue un cuerpo adulto el que se acercó cuando ella tenía 6 años.  Esto le afectó mucho, sentía que era peor que fuera su padre.

  1. Si hubo violencia o seducción: cuando hay violencia es más traumático. Pero la seducción las hace sentirse muy culpables por sentirse cómplices. Con seducción se presenta más culpa; con violencia más disociación y/o comportamiento autodestructivo.
  1. La edad de la víctima cuando todo comenzó: en la etapa pre-verbal es más comun encontrar flashabacks o como Briere (1996) los llama “memorias o recuerdos intrusivos”.
  1. Si nunca lo dijo: se queda con la culpa, no hay quien desmienta. Con toda la cascada de: “es mi culpa, no merezco nada bueno, no soy buena...”
  1. La reacción de las personas importantes para la menor cuando rompió el secreto, si le creyeron o no, cómo reaccionaron en la familia, a veces las culpan por destaparlo, o por “separar” a la familia, lo que hace que la experiencia de abuso tenga significados más negativos.  Se instala la culpa y la vergüenza con más intensidad (Yau Check-Wai 2006)
  1. Los recursos emocionales que tiene. 
 Recuerdo a una muchacha abusada por su padre que me contó que ella en un rincón lloraba y se daba besos y se decía “yo te quiero mucho”, cuando creció lo contó a sus amigas y rezaron y la ayudaron mucho, según me dijo ya de adulta.  Ella tenía muchos recursos (internos y externos, sus amigas) y salió adelante. Incluso, había perdonado a su padre y tenía una relación con él más balanceada. Necesitó poco tiempo en terapia.

En otra ocasión una jovencita de 15 años quien vivió incesto por su padre, me contaba con mucha tranquilidad que ella iba a estudiar mucho para llegar a ser una buena abogada y meter a la cárcel a los ofensores.

  1. Las relaciones afectivas y de apoyo que tenga, como las amigas, que acabo de mencionar en el punto anterior, o si hay adultos que la protejan de más abusos, si la niña cree que la persona que fue abusiva tiene un problema y es responsable, probablemente no desarrolla consecuencias a futuro por esta experiencia, como nos dice Adams-Wescott 1993, y Herman (1997) comenta lo mismo “ una respuesta de apoyo de las personas puede mitigar el evento, mientras que una respuesta hostil o negativa puede intensificar el daño y agravar el síndrome traumático”.  si no le creen o la culpabilizan, el malestar y la culpa aumentan.  Si la familia mete denuncia o regaña al ofensor, indirectamente la desculpabiliza y esto la libera,  lo he confirmado en mi trabajo con niños y niñas o con adultas. 
Una mujer me contaba como ella había vivido abuso sexual por un trabajador de un rancho cuando era niña.  Ella sintió horrible, me comentó, pero se lo comentó a su nana.  La reacción de ella fue algo así como “viejo cochino, cómo se le ocurre” con un coraje, que a ella le quedó claro que no hizo nada malo, está como un recuerdo pero no tiene ni tuvo un impacto en ella.

  1. Tipo de actividad sexual: cuando hay penetración (con el pene o con el dedo, o en vagina, recto o boca) parece ser más traumático, quizá por ser más invasivo, aunque no necesariamente. Probablemente tenga que ver con la cultura que aun exige virginidad a las mujeres y éstas se sienten muy culpables cuando sienten que la “pierden”, o porque se hace diferencia (la ley la hace entre estupro y atentados al pudor). Cuando no hay penetración dicen que “no pasó nada”.  Podría estar asociado también al dolor que implica por la penetración. Otra posibilidad es que la penetración está relacionada al dominio y el sometimiento, y eso de decir “no pasa nada” cuando no hay penetración, es como una idea dominante heterosexual (Almaas & Pirelli 2011).
Una señora en su primera sesión me dijo que había sido abusada sexualmente cuando tenía 5 años, había sucedido solo una vez y sentía que le afectaba mucho, que lo tenía a diario en la mente.  El responsable era su tío materno.  El tío la “escogió” de entre sus tres hermanas, las mandó a la tienda y le dijo “tu ven para acá, tu quédate y cerró con llave la puerta.  Se sentía tan mal que en esta primera sesión no quería platicarme qué fue lo que pasó.  Con este ejemplo vemos que fue una vez, y la manera es violenta, lo que impacta mucho en la persona. 

La próxima semana hablaré ya más específicamente de manifestaciones físicas y emocionales.

ADAMS-WESRCOTT J., Dafforn Thomas A., Stern P.: Escaping victim life stories and co-constructing personal agency. En therapeutic conversations edited by Stephen Gilligan and Reese Price.  W.W. Norton&Company 1993 USA.
ALMAAS E. & PIRELLI E.E.: Talking about Sexuality with survivors of sexual abuse. The International Journal of Narrative Therapy and Community Work 2011. No. 2. Dulwich Centre Publications.Australia
 BRIERE J.: Therapy for adults molested as children. Springer Publishing Company 1996.USA
HERMAN J.: Trauma and Recovery, the aftermath of violence-from domestic violence to political terror. Basic books 1997 USA
WHITE M.: Naming abuse and breaking from its effects. En Re-Authoring Lives: Interviews & Essays. Dulwich Centre Publications 1995. Australia. En español: Reescribir la Vida, Entrevistas y Ensayos. Gedisa editorial 2002. Barcelona
WHITE M.: Working with people who are suffering the consequences of multiple trauma: a narrative perspective. En Trauma: Narrative responses to traumatic experience. Edited by David Denborough. Dulwich Centre Publications 2006. Australia
YAU CHEUK-WAI Delphine: Taking a journey with young women who are subjected to sexual abuse within families. The international Journal of Narrative therapy and Community Work: Working with young people.  Edited by Dulwich Centre Publications #1, 2006 Australia.