De todas las manifestaciones que presentan las personas que vivieron abuso sexual, el comportamiento sexualizado y el autodestructivo son los más difíciles de comprender o los que reciben más prejuicios y una connotación negativa. Esto es interesante dado que para los hombres, el ser muy sexuales es algo bueno y deseable, por eso lo pongo en comillas, porque se juzga mal viniendo de una mujer.
Los flashbacks y la disociación son otras manifestaciones y también crean confusión no solo a la persona que los padece sino también a la persona con la que consultan porque es común que se piense que son alucinaciones y las diagnostiquen erróneamente como síntomas psicóticos y las medican fácilmente. Estos últimos ya no los he visto porque ya no creo en que sea necesario "sacar todo" para tener la vida que desean las mujeres y sentirse mejor y aunque les pregunto si me quieren contar o necesitan ser escuchadas, deciden no contarme lo que pasó y trabajamos la doble escucha: la experiencia y lo que hacen ante la experiencia, lo cual está conectado con sus valores y convicciones, lo que ayuda a ver que son quien quieren ser y no simplemente una "abusada"o " traumada".
COMPORTAMIENTO "SEXUALIZADO":
Pienso que ahora hay una gran difusión en la cultura que vivimos de que es importante ser "sexy", entendido como un comportamiento sexual en posiciones, maneras de sonreír, de dirigirse a los varones, de vestirse. Y antes, el comportamiento sexualizado era casi invariablemente como consecuencia de un abuso sexual, ahora ya no es así. Las niñas desde muy temprana edad desean imitar esa conducta. Se toman fotos y las suben a la red, con sonrisas y poses "sexys" y según la edad, descubriendo en cierto grado, partes de su cuerpo. Las madres se sorprenden porque ese comportamiento no se promueve en casa, pero que tal a través de series, programas, videos.
Es común que se etiquete a la niña de "sexualmente precoz" por este tipo de comportamiento y es lo que lleva a las madres a buscar consulta. Esta etiqueta a veces es colocada en la escuela.
Según los autores ya mencionados en otras ocasiones, a la niña se le enseña el “poder” que tiene con su cuerpo y además es "recompensada" por el agresor por su comportamiento, con atención, afecto, dinero o concediéndole favores (lo pongo en comillas porque en realidad suele ser amenazada, aunque a veces si le da regalos, pero hasta ahorita nadie me ha dicho que lo ve como recompensa y también es abusivo, aprovecharse de la necesidad de la niña o joven). Además le transmite mensajes erróneos acerca del comportamiento sexual y de la moralidad, condicionando la actividad sexual con recuerdos y emociones negativas de culpa, sensación de suciedad y vergüenza. El ofensor enseña también a sexualizar las respuestas al afecto y la cercanía, comenta Maltz (1991), algunas personas pueden encontrar dificultad al tocar en las relaciones sin sentirse excitados sexualmente o creyendo que el tocar llevará automáticamente a tener sexo. A otras les puede costar trabajo pensar en una relación íntima sin sexo.
Una forma en que se expresa este comportamiento es en un aumento en el interés por temas sexuales, o confusión en algunas de las siguientes áreas: confundir sexo con amor o con el dar y recibir cariño y cuidado. Asociación negativa a las actividades sexuales, aversión a la sexualidad e intimación o generalizando que todos los hombres son abusivos. Comúnmente se manifiesta como preocupación y comportamiento sexual compulsivo.
En una ocasión vino una madre con su hija de 16 años quien había tenido relaciones sexuales con su novio y había destapado el abuso y la joven me dijo que si su abuelo se lo había hecho a los 12, ella quería saber que se siente hacerlo por amor.
En otra ocasión, llegan a la consulta una mamá y su hija de 16. Peleaban mucho porque la hija era una “volada” y no hacía caso. La queja de la mamá era que a los 15 su hija “se metió” con uno y ahora a los 16 ya se había ido con otro. Al platicar, resultó que ese supuesto novio de los 15 había sido un tipo de 25 años que la había seducido y abusado de ella. Cuando le pregunté si sabía a dónde la iba a llevar el de 25 dijo que no, que ella creyó que solo iban a ser besos y abrazos, y que si hubiera sabido que la llevaría a un hotel, no hubiera ido con él. Los problemas familiares llevaron a la joven a irse con ese otro novio por todos los problemas que había en el hogar y los juicios que recibía. Cuando desenmascaramos que a los 15 en realidad había sido un abuso, la comprensión de la madre afloró, la relación mejoró y la chica dejo esa relación. Las cosas entre ellas mejoraron mucho y “dejó de ser volada” cuando deconstruimos las ideas de culpa y suciedad.
Algunas personas pueden ser seductoras con los hombres, vivir en promiscuidad, prostitución. Esto es juzgado muy duramente. He escuchado a jóvenes decir que en la prostitución, ellas deciden con quien y a veces hasta el precio y/o que de sus compañeras han recibido apoyo y ayuda más que ni de la pareja o familia. En otras ocasiones algunas pueden querer ser de otro sexo creyendo que a los niños no les pasa. En la adolescencia es común que se retiren totalmente de contactos con otros o que no discrimine su actividad sexual (Curtois 1988). Ambos son intentos de sentir que tienen el control sobre su cuerpo y su sexualidad. Es común que usen el alcohol y drogas para manejar las ansiedades que les provoca esta manera de comportamiento sexual; y esto último puede ser motivo de consulta. La queja de la madre, que es la que generalmente viene, es que la hija “toma” o “se le pasan las copas” y es muy joven. A veces en un estado alcoholizado aunado a la rabia, las jóvenes destapan el abuso.
En otras ocasiones hay un sentimiento de que “si lo hizo mi papá (o mi hermano) que más da que lo haga con otro”.
Es muy importante preguntar, sobre todo a niñas y adolescentes, si alguien las ha tocado de una manera que no les haya gustado o que las hizo sentirse mal. Es muy fácil, sobre todo a las niñas, catalogarlas de precoces y castigarlas cuando en realidad necesitan ayuda.
Por lo tanto hay que saber que el comportamiento sexualizado es una consecuencia del abuso sexual y no la causa.
Ofrezco estos datos para poder entender, para saber y no juzgar. Estas explicaciones generalmente son interpretaciones de las personas que trataron de entender qué pasaba con las personas que les consultaban. Ahora las mujeres hablan con menos dificultad del tema, lo destapan mas fácilmente y he aprendido a no suponer sino a preguntar lo que significa para ella y lo que ella piensa, cómo evalúa esta situación, si quiere o no más de esto en su vida y las veces que ella se escapa de todas estas ideas para llevar su vida mas de acuerdo a lo que ella decide y prefiere.
La próxima vez, hablaré del comportamiento autodestructivo.
CURTOIS C.: Healing the incest wound. Norton & Company 1988. USA
MALTZ W.: The sexual healing journey: a guide for survivors of sexual abuse. Harper Perenial 1991 USA
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