Ya en el capítulo de la
dinámica del abuso sexual hablé de las amenazas del ofensor para mantener el
secreto. Aquí hablaré desde el punto de
vista de los niños/as.
Al vivir una experiencia de
abuso sexual una supondría que los niños/as lo reportarían, y no es así. Con mucha frecuencia las mamás me preguntan,
“¿y por qué no dijo nada, no gritó o no se defendió? ¿Por que no me lo
contó cuando nos vimos?”
Las maneras como responden los
niños a la experiencia traumática tiene fundamentos o razones, refiere Ncube (2010). Esto
está basado en lo que el o la niña valora: puede ser un sueño, una esperanza, o
una visión de cómo podría ser la vida. Una niña puede guardar silencio al haber
vivido abuso por algún miembro de la familia porque valora a la familia, o la paz o las relaciones familiares. En
mi experiencia los niños/as se dan
cuenta de los problemas que hay en casa y un motivo para el silencio es que no quieren que su mamá se ponga triste, a lo
que yo pregunto porqué les preocupa que
su mamá se ponga triste y generalmente tiene que ver con el cariño, porque la quieren. Valoro ante
la niña y su madre la preocupación que tiene por su madre y le pregunto que de dónde lo aprendió. A veces me dicen que no saben y a veces señalan a la mamá.
Los niños/as callan por muchos
motivos, y estos motivos tienen fundamentos y razones o motivos, como ya lo mencioné. Además, si
el sexo es algo de lo que no se habla en casa, ¿cómo se atreverá a abordar el
tema que siente como prohibido? Algunos niños/as ni siquiera tienen un lenguaje
para ello, ya que los genitales nunca son nombrados o si lo hacen es con muchos
nombres menos los reales.
Además, si se les dice a los
niños-as que no se dejen tocar “sus partes”, temerán que los regañen por
haberlo "permitido o desobedecer" cuando en realidad no tienen muchas opciones y hacen lo que pueden para protegerse, muchas veces sin resultado porque la persona que abusa es mucho más fuerte en muchos sentidos (tamaño, edad, comprensión, autoridad, jerarquía, etc.).
La manera como se conduce el
ofensor a escondidas, sabiendo que lo que hace está mal, le transmite al niño-a esa sensación de
que algo malo está ocurriendo y se siente culpable por participar, aun cuando
el ofensor sea amable en sus explicaciones del porqué hace lo que hace, refiere Curtois (1988) y no intimide
abiertamente, la presión por el secreto comunica que algo está mal y que es
peligroso hablarlo.
A veces son amenazados de
muchas maneras para que guarden silencio. Si un adolescente le dice a un niño de 8 años que no volverá a jugar con
él, para un niño es suficiente, sobretodo
si es un niño solitario y si no tiene mucho apoyo de los padres y quiere
y admira al adolescente. En otras
ocasiones solo dicen “si dices algo nadie te va a creer” o “le pego a tu mamá”. Para los adultos puede no ser una amenaza pero si lo es para los niños y niñas sobre todo si son pequeñas/os.
Una vez una niña me contó que
su papá le dijo que iba a matar a su mamá si decía algo. Y a otra adolescente
le dijo su papá que si decía algo, lo iba hacer con sus hermanas menores. Los
niños-as lo creen y guardan silencio. Y generalmente su invención es proteger y esto suele pasar desapercibido. Reconocerlo es de mucha utilidad y mantiene a la criatura unida en vez de separada.
Cuando el abuso sucede en la
noche, que alguien se mete a su cama, no saben si lo soñaron o no, si fue real
o no, y eso hace difícil que lo hablen porque no están seguras.
A veces los niños-as no tienen
claro lo que sucedió hasta que llegan a la
adolescencia, que empiezan a escuchar sobre los comportamientos sexuales adecuados o no. Las niñas al crecer y fijarse en los muchachos, temen hablar de
ello porque ya le escucharon los conceptos de "virginidad y pureza" y que las que
se dejan tocar son "malas mujeres" y todos esos convencionalismos sociales y no quieren ser juzgadas así. Algunas me han dicho que no saben exactamente qué les pasó porque estaban muy chiquitas.
Los niños han aprendido todo lo que debe de
ser un hombre y que el tocamiento entre hombres es de homosexuales, con toda la
connotación negativa de éste término, y ante ese temor, no dicen nada. Aun que aparentemente la sexualidad es cada vez más liberal, es sorprendente
como prevalecen estos conceptos en la sociedad en que vivimos.
También temen a las
consecuencias de hablar como la separación o en encarcelamiento de los padres o familiares,
la situación económica, los juicios y las críticas, los problemas que puedan resultar de todo esto y no lo desean.
Otro motivo importante es la
relación con el ofensor. Si es muy
cercana, si la niña disfruta también de buenos momentos con el ofensor, le es
más difícil. A veces les dicen que no
digan nada porque si lo mandan a la cárcel, a ella no le va a gustar verdad.
Y en algunas ocasiones el miedo
por la amenaza. Si hubo violencia o
amenaza para que accedieran temerán que
sean cumplidas si lo reportan.
Es común que una vez destapado
el abuso, las niñas y los niños se retracten y digan que no es cierto, que todo
lo inventaron. Los motivos que dan es
que estaban enojados o querían separar a los papás porque no se llevan bien, por ejemplo en casos de
violencia, estas generalmente son sugerencias hechas en el interrogatorio por la persona que está haciendo las averiguaciones. Pienso que esto se deriva de la creencia de
que los niños mienten. Los y las niñas mienten para protegerse de cosas cotidianas como el porqué no hicieron la tarea, o tomaron el dinero que estaba en la mesa pero no ante estas situaciones donde generalmente buscan ayuda.
Recuerdo una jovencita de 13
años. Su papá abusó de ella desde los 3 años.
El abuso se destapó cuando en la escuela, en sexto grado le hablaron de
la menstruación y relaciones sexuales. Después de muchos trámites ella
finalmente se retractó. Los familiares
le decían que no debía hacerle eso a su propio padre (meterlo a prisión) que él
estaba arrepentido y hasta estaba en una religión. Ella terminó retractándose por la “unión”
familiar.
Es muy importante conocer los
motivos porque la niña calla porque estos tienen un fundamento que generalmente
no es reconocido. Este fundamento tiene
que ver con lo que consideran valioso. Se ha descalificado mucho el que los
niños quieran proteger a su madre, se les llama “hijos parentales” y se deja de
lado los valores, las convicciones y el cariño a su madre de este niño o niña para hacer lo que hace. Además olvidamos las habilidades que puede adquirir durante ese tiempo que se encargó de la familia y reconocer esto puede ayudar a balancear la situación. Si
desconocemos esta parte, dejamos a la niña con la experiencia traumática
solamente y la sensación de aislamiento, y la culpa por no decir.
Por eso es muy importante
buscar y poner atención a las respuestas de las niñas, nos dice Ncube (2010) y
hacer lo posible para que nos cuenten sobre ello. Cuando las niñas se dan cuenta de sus
respuestas ante el abuso, se sienten menos inútiles y menos devaluados. Dejan
de verse como víctimas pasivas y sin poder ante el abuso, y descubren que
pueden tomar acciones para cambiar las circunstancias y reclamar sus vidas del
abuso.
Cuando les pregunto a las niñas
si ellas le dijeron a la mamá y asienten, les pregunto si fue fácil o difícil, a veces dicen que fácil otras que difícil y “¿cómo se le llama a atreverte a hacer algo difícil? y me dicen que ser fuerte o valiente y les digo "chócala por valiente” y
chocamos las dos manos, es lindo ver cómo
sonríen y se van soltando. A veces hay que insistir, en otras ocasiones les
pregunto si se quedaron quietos, me dicen que si, ¿por qué? les pregunto, aveces dicen que no saben otras que tenían miedo y lo les pregunto si miedo a que les fuera peor, y me dicen que si, y les pregunto si es que esa es una forma de
defenderse, y me dicen que si. Me han dicho también que vieron feo al agresor, y esta es otra acción para tratar de detenerlo o decir que no están de acuerdo. Y luego les pregunto sus razones, y me comentan que está mal que así le enseñaron y pregunto quien y de esta manera va disminuyendo sensación de soledad y aislamiento al conectarse con las personas, generalmente la madre, que le enseñó lo que está bien y lo que está mal.
Podemos concluir que con el silencio,
las niñas tratan de: prevenir la experiencia traumática, minimizar o modificar
los efectos de la experiencia del abuso, tratar de que pare, o proteger a otros
ya sea a la familia para que no se separe, a las hermanas menores, a la mamá de
la tristeza, al padre de la prisión. Y todo esto está relacionado con sus valores, convicciones, ideales, deseos, intenciones y todo lo que a los niños y niñas les parece importante.
CURTOIS
C.: Healing the incest wound. Norton & Company 1988. USA
NCUBE
N: The Journey of Healing: using narrative therapy and map-making to respond to
child abuse in South Africa. En The International Journal of Narrative Therapy
and community work 2010 No. 1. Dulwich Centre Publications. Australia