domingo, 28 de junio de 2020

Comportamiento "sexualizado"

De todas las manifestaciones que presentan las personas que vivieron abuso sexual, el comportamiento sexualizado y  el autodestructivo son los más difíciles de comprender o los que reciben más prejuicios y una connotación negativa. Esto es interesante dado que para los hombres, el ser muy sexuales es algo bueno y deseable, por eso lo pongo en comillas, porque se juzga mal viniendo de una mujer.

Los flashbacks y la disociación son otras manifestaciones y también crean confusión no solo a la persona que los padece sino también a la persona con la que consultan  porque es común que se piense que son  alucinaciones y las diagnostiquen  erróneamente como síntomas psicóticos y las medican fácilmente. Estos últimos ya no los he visto porque ya no creo en que sea necesario "sacar todo" para tener la vida que desean las mujeres y sentirse mejor y aunque les pregunto si me quieren contar o necesitan ser escuchadas, deciden no contarme lo que pasó y trabajamos la doble escucha: la experiencia y lo que hacen ante la experiencia, lo cual está conectado con sus valores y convicciones, lo que ayuda a ver que son quien quieren ser y no simplemente una "abusada"o "traumada".

COMPORTAMIENTO "SEXUALIZADO":
Pienso que ahora hay una gran difusión en la cultura que vivimos de que es importante ser "sexy", entendido como un comportamiento sexual en posiciones, maneras de sonreír, de dirigirse a los varones, de vestirse. Y antes, el comportamiento sexualizado era casi invariablemente como consecuencia de un abuso sexual, ahora ya no es así. Las niñas desde muy temprana edad desean imitar esa conducta. Se toman fotos y las suben a la red, con sonrisas y poses "sexys" y según la edad, descubriendo en cierto grado, partes de su cuerpo. Las madres se sorprenden porque ese comportamiento no se promueve en casa, pero que tal a través de series, programas, videos.

Es común que se etiquete a la niña de "sexualmente precoz" por este tipo de comportamiento y es lo que lleva a las madres a buscar consulta. Esta etiqueta a veces es colocada en la escuela.

Según los autores ya mencionados en otras ocasiones, a la niña se le enseña el “poder” que tiene con su cuerpo y además  es "recompensada" por el agresor por su comportamiento, con atención, afecto, dinero o concediéndole favores (lo pongo en comillas porque en realidad suele ser amenazada, aunque a veces si le da regalos, pero hasta ahorita nadie me ha dicho que lo ve como recompensa y también es abusivo, aprovecharse de la necesidad de la niña o joven). Además le transmite mensajes erróneos acerca del comportamiento sexual y de la moralidad, condicionando la actividad sexual con recuerdos y emociones negativas de culpa, sensación de suciedad y vergüenza. El ofensor enseña también a sexualizar las respuestas al afecto y la cercanía,  comenta Maltz (1991), algunas personas pueden encontrar dificultad al tocar en las relaciones sin sentirse excitados sexualmente o creyendo que el tocar llevará automáticamente a tener sexo.  A otras les puede costar trabajo pensar en una relación íntima sin sexo.

 Una forma en que se expresa este comportamiento es en  un aumento en el interés por temas sexuales,  o confusión en algunas de las siguientes áreas:  confundir sexo con amor o con el dar y recibir cariño y cuidado.  Asociación negativa a las actividades sexuales, aversión a la sexualidad e intimación o generalizando que todos los hombres son abusivos. Comúnmente se manifiesta como preocupación y comportamiento sexual compulsivo.

En una ocasión vino una madre con su hija de 16 años quien había tenido relaciones sexuales con su novio y había destapado el abuso y la joven me dijo que si su abuelo se lo había hecho a los 12, ella quería saber que se siente hacerlo por amor.

En otra ocasión, llegan a la consulta una mamá y su hija de 16. Peleaban mucho porque la hija era una “volada” y no hacía caso.  La queja de la mamá era que a los 15 su hija “se metió” con uno y ahora a los 16 ya se había ido con otro. Al platicar, resultó que ese supuesto novio de los 15 había sido un tipo de 25 años que la había seducido y abusado de ella. Cuando le pregunté si sabía a dónde la iba a llevar el de 25 dijo que no, que ella creyó que solo iban a ser besos y abrazos, y que si hubiera sabido que la llevaría a un hotel, no hubiera ido con él.  Los problemas familiares llevaron a la joven a irse con ese otro novio por todos los problemas que había en el hogar y los juicios que recibía.  Cuando desenmascaramos que a los 15 en realidad había sido un abuso, la comprensión de la madre afloró, la relación mejoró y la chica dejo esa relación.  Las cosas entre ellas mejoraron mucho y “dejó de ser volada” cuando deconstruimos las ideas de culpa y suciedad.

Algunas personas pueden ser seductoras con los hombres,  vivir en promiscuidad, prostitución. Esto es juzgado muy duramente. He escuchado a jóvenes decir que en la prostitución, ellas deciden con quien y a veces hasta el precio y/o que de sus compañeras han recibido apoyo y ayuda más que ni de la pareja o familia. En otras ocasiones algunas pueden querer ser de otro sexo creyendo que a los niños no les pasa. En la adolescencia es común que se retiren totalmente de contactos con otros o que no discrimine su actividad sexual (Curtois 1988).  Ambos son intentos de sentir que tienen el control sobre su cuerpo y su sexualidad.  Es común que usen el alcohol y drogas para manejar las ansiedades que les provoca esta manera de comportamiento sexual; y esto último puede ser motivo de consulta. La queja de la madre, que es la que generalmente viene, es que la hija “toma” o “se le pasan las copas” y es muy joven.  A veces en un estado alcoholizado aunado a la rabia, las jóvenes destapan el abuso.

En otras ocasiones hay un sentimiento de que “si lo hizo mi papá (o mi hermano) que más da que lo haga con otro”.

Es muy importante preguntar, sobre todo a niñas y adolescentes, si alguien las ha tocado de una manera que no les haya gustado o que las hizo sentirse mal.  Es muy fácil, sobre todo a las niñas, catalogarlas de precoces y castigarlas cuando en realidad necesitan ayuda.

Por lo tanto hay que saber que el comportamiento sexualizado es una consecuencia del abuso sexual y no la causa.

Ofrezco estos datos para poder entender, para saber y no juzgar. Estas explicaciones generalmente son interpretaciones de las personas que trataron de entender qué pasaba con las personas que les consultaban. Ahora las mujeres hablan con menos dificultad del tema, lo destapan mas fácilmente y he aprendido a no suponer sino a preguntar lo que significa para ella y lo que ella piensa, cómo evalúa esta situación, si quiere o no más de esto en su vida y las veces que ella se escapa de todas estas ideas para llevar su vida mas de acuerdo a lo que ella decide y prefiere.

La próxima vez, hablaré del comportamiento autodestructivo.


CURTOIS C.: Healing the incest wound. Norton & Company 1988. USA
MALTZ W.: The sexual healing journey: a guide for survivors of sexual abuse. Harper Perenial 1991 USA


lunes, 11 de mayo de 2020

Hombres que vivieron abuso sexual

Al hablar de hombres me refiero a personas adultas varones que me llegan a consulta.  El trabajo con los niños ya lo comenté en entradas anteriores. He repetido algunos de los conceptos ya mencionados por si hay la necesidad de utilizar solamente este capítulo, de manera individual separado de todo el libro.

Como ya he mencionado, el abuso sexual es cualquier tocamiento entre un niño y un adulto o adolescente mayor y la diferencia de edad es de 5 años mayor. Cualquier relación entre un niño y un adulto que deba de mantenerse en secreto, y que sea inapropiado para el tipo de relación que se tiene entre ambos.  La función del adulto o adolescente es cuidar del niño no abusar de él o aprovecharse de su inocencia.  En ocasiones el agresor manipula o engaña al niño, en otras ocasiones puede obligarlo o presionarlo ya que generalmente tiene autoridad sobre él. El que un niño acepte  o no diga nada no quita responsabilidad al adulto. Los niños generalmente callan por miedo, o  por no querer preocupar a la familia. Además la sociedad en que vivimos es muy rígida y con ideas muy machistas que exige a los hombres que no se muestren vulnerables, se supone que ellos no son víctimas de abuso porque son los “fuertes”, cualquier signo que sea considerado como debilidad es asociado a la feminidad y severamente criticado,  además debe aguantarse porque es  hombre y éstos no se supone que sean vulnerables. Otro motivo por el que callan es porque la sociedad dice que los hombres abusadores fueron abusados, existe el temor de que sean juzgados de ese modo (O´Leary 1999)

Era raro que los hombres lleguen pidiendo ayuda o una consulta debido al abuso sexual, generalmente acuden porque sienten que tienen confusión, en su identidad o preferencia sexual.  Siempre me gusta preguntar si en el pasado vivió una experiencia de abuso sexual.  También  llegan hombres referidos por problemas de “masturbación excesiva” o “infidelidad constante”, lo que puede formar parte de un problema sexual relacionado con el abuso, aunque no necesariamente. En ocasiones el problema puede ser eyaculación precoz o no sentir placer en la relación o no querer caricias durante el acto sexual, tenerle miedo a la intimidad porque pueden tener recuerdos del abuso.

Recuerdo un varón que me decía que las caricias que su esposa  le hacía en la cara, le recordaba el abuso que vivió de niño.  El tenía 8 años y quien abusó de él, le acariciaba la cara. Para él era muy difícil, no le gustaba, le tenía memorias intrusivas (flashbacks) e interrumpían el rato que podría ser placentero con su esposa, teniendo que hacer un gran esfuerzo para que ella no lo notara.  Amaba a su esposa y no quería que se sintiera mal.

En otras ocasiones acuden a consulta por intentos de suicidio,  problemas con el alcohol o las drogas, al término de una relación,  problemas con su violencia o agresión. (O´Leary 1999).

Es común que los hombres que vivieron abuso sexual tengan miedo de ser homosexuales porque generalmente, al igual que las mujeres, son abusados por hombres.  Algunos tienden luego a tener “mucho” sexo con diferentes mujeres para “demostrar” que no lo son.  Otros pueden tener encuentros sexuales porque no ponen límites, se paralizan como cuando niños y vuelven a sufrir la invasión de otra persona. Esto quizá influido por las ideas del machismo que relacionan el sexo con la masculinidad, como si dijera “a más sexo más hombre o poco sexo ¿será hombre?" Ideas que no son expresadas así sino de manera muy sutil.

En una ocasión un adolescente iba mal en clases.  No ponía atención.  Lo que sucedió es que fue abusado sexualmente por un hombre y se la pasaba con la inquietud de si era homosexual o no.  Platicamos mucho y al aclarar cosas, su desempeño escolar mejoró.

Con frecuencia pregunto si alguien los tocó de una manera que no les gustó o en sus genitales, o si tuvieron alguna experiencia sexual en la infancia que los hizo sentir mal o incómodos. Explico que es muy diferente es cuando son de la misma edad y se enseñan los genitales o compiten para ver quien tiene primero una erección o le dura más y no hay sometimiento, coerción ni violencia sino juegos entre cuates.

Lo más importante es trabajar juntos para que la culpa no domine su vida, cuestionar  las creencias de la homosexualidad y de la creencia de que una experiencia,  (o varias) de abuso sexual “trauman de por vida” a la persona o que quedan “marcados para siempre” como si la persona no pudiera seguir con su vida de acuerdo a sus preferencias, valores y convicciones.

En una ocasión, un joven de 28 años vino a consulta muy angustiado y con ideas suicidas, según dijo cuando lo recibieron en recepción donde yo trabajaba. Cuando pasó conmigo lo primero que me dijo era que se sentía mal porque sentía que no tenía derecho a amar y no sabía que pasaba con él en cuanto a sus preferencias sexuales y que pensaba que era mejor abstenerse. Había vivido abuso sexual por un tío y después tuvo una aparente relación con un hombre, lo que en realidad era una falta de límites y fue accediendo porque no sabía como decir que no. Cuando cuestionamos las ideas de lo que había vivid, todo esto del abuso, desaparecieron las ideas suicidas, y trabajamos en los límites que él quería poner y fortalecer. Es impresionante el cambio que se opera cuando conectan las cosas. Incluso, si la persona tiene preferencias homosexuales puede separar su preferencia del abuso, es una preferencia no una consecuencia del abuso.

Como ya he mencionado en el trabajo con mujeres, es muy importante aclarar lo siguiente:
El abuso se da por irresponsabilidad generalmente de hombres que abusan de su tamaño, edad, autoridad, los hombres son agresores en un alto porcentaje.

Las mujeres también abusan pero en menos porcentaje. Cuando la mujer es la que abusó, es muy confuso para ellos porque se supone que deben sentirse “orgullosos” de tener una experiencia sexual a tan temprana edad o en la adolescencia.  El problema se presenta cuando ellos no lo disfrutan  o no sienten lo que se supone deben sentir y se sienten mal porque cuestionan su masculinidad (¿seré gay?, no me gustó o no sentí nada,  a lo mejor soy "del otro bando”) porque no reaccionan como se "supone deberían" de hacerlo hecho (se supone, según las ideas machistas, que los hombres tienen que estar siempre sexualmente dispuestos) lo cual tiene que ver con los roles rígidos de género. O aunque en parte lo hayan  disfrutado físicamente, emocionalmente tienen la sensación de haber sido invadidos, forzados, obligados a quedar bien o a complacer.

Cuando la mujer es la agresora también es difícil hablarlo y denunciarlo porque la sociedad espera que sea tomado como una experiencia de iniciación y de lo cual debiera sentirse orgulloso o presumir o de lo contrario puede ser etiquetado de ser homosexual.  Reflexionemos, ¿qué tiene que hacer una mujer de 20 con un muchacho de 13? A veces se dan abusos sexuales entre niñeras y los niños, y es difícil hablarlo, por lo que he comentado anteriormente, algunos me han comentado que se quedan con la sensación de “no dar el ancho.”

El abuso sexual no tiene nada que ver con la homosexualidad sino con el abuso del poder. La facilidad de que está un niño o un adolescente solo o con mucha necesidad de cariño. En ocasiones simplemente admira a ese adulto, y eso es una abuso más de esa admiración y porque es más fácil de manipular y obtener lo que se desea de ese niño o adolescente. Para estos hombres que abusan es más fácil someter a un menor o a una niña a  que se busque a una persona adulta con la que hay que negociar. Esto no quiere decir que la responsabilidad cae en quien lo dejó solo, en la madre, la cual es frecuentemente culpada.  La responsabilidad es del que ejecutó la acción, el agresor/a.

El niño no sabe qué hacer porque no entiende bien lo que pasa, no es que lo permita, permitir es dar permiso. A veces es recompensado con dinero o premios lo que es agradable. Otras  porque tiene miedo y le han enseñado a obedecer a los adultos; y otras veces es amenazado. Había ocasiones en que se lleva a los jóvenes a la “primera comunión” y es acudir a tener  sexo con sexo servidoras para que se vayan haciendo “hombres”, práctica que los jóvenes sienten como invasiva y sin posibilidades de decir no. Práctica que parece disminuir ahora con los derechos de los niños y el sida.

Si el niño disfrutó la caricia no lo hace homosexual, simplemente su cuerpo reaccionó con placer porque es un cuerpo sano y cualquiera que sea tocado con suavidad y delicadeza puede sentir placer. Las personas que abusan saben cómo tocar para no lastimar y ser acusados.

Si buscaba al agresor es porque buscaba afecto y no sexo, de lo cual se aprovechó el adulto.

Si siente que le llaman la atención el cuerpo de los hombres no es porque sea homosexual sino porque fue sensibilizado de esa manera y nada más. Pueden estar involucradas ideas y modelos de masculinidad y quiera imitarlas como espalda ancha y esas cosas.  Y en el caso de que tenga una preferencia homosexual  aun así puede tener que ver con lo ya comentado y además la sensualidad y el gusto por el cuerpo de su pareja si la tiene o el gusto simplemente por personas de su mismo sexo.

Trabajé con un muchacho de 25 años quien había vivido abuso por parte de su hermano, un sacerdote y un maestro. Al ir creciendo tuvo encuentros sexuales casuales y temía ser homosexual, incluso una terapeuta le decía que tenía que aceptarse así como era: homosexual. Lo que trabajamos fue lo ya mencionado anteriormente. El se sentía mal por voltear a ver a otros hombres, y “gustarle” o admirar sus cuerpos.  Esto en realidad tenía que ver con un deseo de tener un buen cuerpo y no con deseos sexuales. Los encuentros sexuales casuales eran consecuencia de no poner límites, se le ofrecían y él ni se preguntaba si lo deseaba o no simplemente accedía porque se paralizaba y se dejaba conducir. Nunca había tenido una relación de pareja con otro hombre donde hubiera cariño e intimidad. En la medida que fue poniendo límites y comprendiendo el abuso que había vivido fue buscando más la compañía de mujeres y descubrió “lo máximo del placer” según me lo dijo, cuando tuvo relaciones sexuales con su novia. Pasó después por una fase con sus novias, con las que tenía relaciones duraderas, aunque trataba de satisfacer necesidades no sexuales con sexo. Conforme fue avanzando, llegó a tener relaciones de pareja más balanceadas con mujeres y su miedo a la homosexualidad despareció. Aprendió a tener amigos hombres sin encuentros sexuales de por medio y a decir claramente no cuando existían sugerencias para relaciones de otro modo.

Ser homosexual significa tener una relación  de pareja con alguien del mismo sexo. Hay que respetar si esta es la situación.  Aun así hay que trabajar la experiencia de abuso sexual independientemente de la preferencia. En mi experiencia, sobretodo con adolescentes a veces hay confusión y una vez aclaradas las dudas, su manera de relacionarse cambia. Aunque también he trabajado con jóvenes que destapan su homosexualidad y no vivieron abuso.  Aquí lo que hago es invitar a la familia, sobretodo a la madre para cuestionar las culpas. Una vez más, como ya he comentado, se culpa a las madres hasta de la preferencia sexual de los hijos y no se vale.

Encuentros sexuales casuales con personas del mismo sexo no hacen homosexual a nadie, muchas veces tiene que ver más con la dificultad para decir no que con el sexo o la búsqueda de la relación.  Y les es difícil decir no porque el abordaje se semeja mucho al abuso: son invasores  y a veces el muchacho o el hombre se paraliza, como cuando fue niño no dice nada y pasa “algo”, como en el ejemplo ya mencionado del muchacho de 25 años.
 
Una vez me platicó un joven, que en una tienda un hombre le pidió su dirección y él en automático y  paralizado se lo dio.  Ese día o al siguiente tocaron a su puerta y como vivía solo, al abrir la puerta, el tipo se le echó encima y pasaron “cosas”, un encuentro sexual casual para nunca volverse a ver. Y me decía, que cuando en la tienda el tipo le empezó a preguntar sus datos, con detalles y precisión, algo le decía por donde iba y no podía decir que no y contestaba muy en automático.

Es importante hablar de las respuestas fisiológicas. Las personas me preguntan que por qué reaccionan si no es su elección. El sentir que su cuerpo responde, generalmente aumenta los sentimientos de culpa del varón.  O´ Leary (1999) menciona que si el pene es tocado de cierta manera puede reaccionar y si la próstata se presiona por la pared del ano, puede provocar una eyaculación.  Estas respuestas fisiológicas son involuntarias y en ningún momento son indicadores de aceptación.

Las consecuencias del abuso sexual en los hombres pueden ser: depresión, inseguridad, miedo, culpa, vergüenza, aislamiento y soledad, enojo hacia al agresor o a los que no lo protegieron. Y enojo con ellos mismos por haberlo “permitido” les comento que de todos modos dijeron que no, al quedarse quietos, al no participar, al obedecer, el ofensor lo sabe pero no le importa.  Es frecuente que esté en relaciones abusivas, ya sea que él abuse (cosa que hay que trabajar pues no es excusa y que necesita hacerse responsable de sus actos) o sea víctima.  En unas relaciones puede ser víctima, en otras el abusador (por ejemplo ser infiel a su pareja y tener relaciones sexuales indiscriminadamente con mujeres y tratarlas como objetos). Las relaciones abusivas pueden ser físicas, emocionales o sexuales.  Mic Hunter (1990) refiere que  pueden tener problemas sexuales como eyaculación precoz, disfunción sexual, eyaculación retardada, exhibicionismo, fetichismo, masoquismo y sadismo sexual o “froteurismo” (ir a multitudes y frotarse entre la gente para  excitarse sexualmente.) Ahora pregunto más a los varones cuales son para ellos las consecuencias de esta experiencia y notando suponer lo que he leído. Afecta de diferentes maneras a cada persona.
Los problemas sexuales puede que no  se manifiestan al principio de una relación sino cuando se llegó a sentir más familiar o íntimo en la relación, dado que el agresor le enseñó que intimidad era igual a peligro, porque el agresor generalmente es alguien a quien el niño estimaba o admiraba.  A veces se busca la relación sexual con más frecuencia como forma de comprobarse a sí mismos que no son homosexuales.

Lo que el agresor enseña con el abuso es que el sexo está ligado a lo prohibido, por eso las relaciones extra maritales pueden ser tan excitantes y no con su pareja, porque es como si estuviera impreso sexo íntimo=prohibido, sienten amenazante un encuentro íntimo, porque eso fue lo que vivieron, alguien que los trató con intimidad los lastimó. Pareciera entonces que solo lo prohibido es excitante, y como suelen ser encuentros casuales, no hay intimidad, no hay amenaza. Además también influyen las ideas machistas de no permitirse ser vulnerables o expresar emociones.

Otra enseñanza del agresor es guardar silencio, mantener el secreto. No pueden hablar de lo que les duele o les inquieta, y la intimidad afectiva se vuelve difícil o se siente como peligrosa.  Además, la sociedad en que vivimos les enseña a los hombres a que no se dobleguen ante el dolor, que no pidan ayuda, porque se supone que los hombres deben de ser fuertes e independientes (Valdés 2006).

Trabajé con un señor que vivió abuso sexual y que tenía tres mujeres e hijos con cada una, además relaciones sexuales indiscriminadas, las cuales, concluyó, era “sin pensar” y lo que buscaba era sentirse “muy hombre” según sus palabras. Al ir trabajando el abuso, disminuyó esa ansiedad de buscar mujeres al darse cuenta de que ese abuso no tenía nada que ver con la homosexualidad. Trabajamos mucho también en el aprendizaje del ofensor de que lo prohibido es excitante y la intimidad peligrosa. También cuestionamos las ideas machistas de la sexualidad y cómo le afectaban esas ideas.

En otra ocasión un señor me consultó porque se masturbaba constantemente y  también, al manejar el abuso disminuyó considerablemente hasta prácticamente desaparecer.

Las adicciones  y el manejo de la sexualidad para satisfacer necesidades no sexuales (como sentirse querido, que pertenece, admirado), pueden también ser manifestaciones del abuso sexual.

El impacto del abuso depende de que tan coercitivo y violento fue, la edad a la que empezó y cuanto duró, cuantos adultos participaron, la relación con el ofensor. También dependerá si dijo algo y de cómo lo manejaron los adultos a quien se los dijo, si le creyeron o no o lo minimizaron y no le dieron importancia o si depositaron la responsabilidad en la persona que abusó.

Para sentirse mejor y salir adelante y que no sea algo que está constantemente presente como una única historia ayuda reconocer lo que vivió sin negarlo ni minimizarlo, darse cuenta de que fue una víctima de la irresponsabilidad de otra persona, cuestionar la culpa, aunque lo haya disfrutado.  No es requisito recordar todo con lujo de detalles para sanar. Es muy importante rescatar los buenos momentos  y los logros que la persona tenga en su vida, que siempre los hay. Como he mencionado en otras partes de este libro, es muy importante investigar lo que hizo para protegerse o defenderse, para seguir con su vida y mantener a salvo lo que es valioso para él porque de esta manera vemos que hay muchas historias en su vida y no solo la del abuso la cual va perdiéndose entre tantas otras historias más valoradas. Además todo lo que ha hecho va relacionado con lo que le importa, sus valores, convicciones, intensiones y a su vez con habilidades que le ayudaron a salir adelante. También podríamos invitarlo a recordar de quién aprendió esos valores, esas habilidades porque así unimos a más personas con él y esa sensación de soledad y aislamiento puede ir disminuyendo.

Recordar que el ofensor hace creer a la persona que no es valiosa, que lo trató como objeto,   y además le hizo creer que decir no, no tiene importancia. Los niños siempre intentan safarse,  y decir no de alguna manera como por ejemplo con el cuerpo rígido ante el tocamiento. Generalmente se quedan con la sensación de que fue inútil porque no lograron detenerlo.  Esto puede llevar a sentimientos en la edad adulta de que no pueden hacer nada bien, no pueden poner límites o de que tienen que ser perfectos.  Les cuesta trabajo aceptar sus limitaciones y más ante una sociedad que envía falsos y rígidos mensajes de que el hombre de “éxito” es aquel de las grandes empresas o los grandes sueldos y deja de lado los esfuerzos que la persona hace por salir adelante.  Queda ciego lo que para la persona es el éxito independientemente de  lo que la sociedad defina como tal, que generalmente es un solo modelo cuando en realidad para cada persona el éxito puede ser diferente y hay muchas maneras de ser exitoso y no solo una.

Se puede manejar el enojo, escribir cartas al agresor con todo lo que haya en su corazón, que puede haber mucho coraje y amor a la vez, dependiendo de quien haya sido. Puede leérsela a su terapeuta o simplemente romperla o quemarla y yo les digo que al quemarla se vaya como una ofrenda a Dios, al espacio o al mundo, según sean sus creencias. En mi experiencia, a los varones les cuesta más escribir las cartas que a las mujeres. Es una opción a ofrecer, puede o no serle útil, no hay que forzar.

Asumir la tristeza  por la pérdida de la relación con el ofensor o porque no fue lo que él esperaba o como lo deseaba, por la tristeza de cómo ha sido afectada su vida a consecuencia del abuso (Dolan Y 1991). Es importante no quedarse ahí, Michael White  (2006) refiere que las personas pueden conservar lo que es valioso para ellos a pesar del trauma que vivieron.  A mí me gusta comentar con las personas sobre lo que es valioso para ellos y de cómo el trauma del abuso no logró destruir esos valores. Las personas siempre tienen cosas que atesoran como el amor a sus hijos, la amistad o lealtades o un sentido de responsabilidad o solidaridad, en fin cada persona tiene lo suyo y es importante resaltar cómo la persona puede mantenerlos a pesar de las cosas tan terribles que vivió. Esto suele dar esperanza.

Darse cuenta que lo que haya hecho en el pasado (abstenerse sexualmente, ser infiel o promiscuo, intentos de suicidio o alcoholizarse) fue lo mejor que pudo hacer con lo que tenía y como se sentía en ese momento, de ahora en adelante puede ser diferente.  Es importante que cuando hay ideas de venganza, escucharlos y ver que está centrándose en el agresor y no en sí mismo y no le ayuda a sanar.

Buscar historias alternativas en la vida de  la persona, que contradigan los mensajes del agresor de que no vale y no hace nada bien, siempre las hay, la cosa es buscarlas.  Ayudar a la persona a recordar personas con las  que tengan o hayan tenido  experiencias que le agraden, y cuando es difícil, que puede ser encontrarlas a veces es útil preguntar por mascotas, si tuvieron alguna, qué fue lo que esta mascota apreciaría de él, su cuidado, haberle dado de comer, pasear, lo que sea.

El manejo de la sexualidad es importante. Cuestionar las ideas machistas sobre el tema y reflexionar en cómo quiere vivirla de acuerdo a sus valores y convicciones.


En general, muchas cosas de las que manejo con las mujeres se puede aplicar a los hombres, tomando en cuenta los dictados sociales hacia los hombres como el machismo y cuestionar cómo les va con esas ideas y qué prefieren ellos en sus relaciones si esos dictados u otra manera de relacionarse. En fin, con cada persona es diferente y es una experiencia que me enriquece gracias a que me cuentan sus historias. Les digo que no solo yo les ayudo, ellos también a mi, me dan experiencia y además aprendemos junt@s.

O´LEARY P.: Liberation from self-blame: Working with men who have experienced childhood sexual abuse. En extending narrative Therapy,  a collection of practice-based papers. Dulwich Centre Publications 1999. Australia.
HUNTER M. Abused boys: The neglected victims of sexual abuse.Ballentine Books 1990. USA
VALDES Castellanos Luis SJ, Solo para hombres. Editorial Nueva Prensa Primera edición 2006, reimpresión 2007
DOLAN Y. Resolving sexual abuse: solution focused therapy and Ericksonian hypnosis for adults survivors. Norton 1991 USA
WHITE M.: Working with people who are suffering the consequences of multiple trauma: a narrative perspective. En Trauma: Narrative responses to traumatic experience. Edited by David Denborough. Dulwich Centre Publications 2006. Australia