Al hablar de hombres me refiero
a personas adultas varones que me llegan a consulta. El trabajo con los niños ya lo comenté en entradas anteriores. He repetido algunos de los conceptos ya mencionados por
si hay la necesidad de utilizar solamente este capítulo, de manera individual
separado de todo el libro.
Como ya he mencionado, el abuso
sexual es cualquier tocamiento entre un niño y un adulto o adolescente mayor y
la diferencia de edad es de 5 años mayor. Cualquier relación entre un niño y un
adulto que deba de mantenerse en secreto, y que sea inapropiado para el tipo de
relación que se tiene entre ambos. La
función del adulto o adolescente es cuidar del niño no abusar de él o
aprovecharse de su inocencia. En
ocasiones el agresor manipula o engaña al niño, en otras ocasiones puede
obligarlo o presionarlo ya que generalmente tiene autoridad sobre él. El que un
niño acepte o no diga nada no quita
responsabilidad al adulto. Los niños generalmente callan por miedo, o por no querer preocupar a la familia. Además
la sociedad en que vivimos es muy rígida y con ideas muy machistas que exige a los hombres que no se
muestren vulnerables, se supone que ellos no son víctimas de abuso porque son
los “fuertes”, cualquier signo que sea considerado como debilidad es asociado a
la feminidad y severamente criticado,
además debe aguantarse porque es
hombre y éstos no se supone que sean vulnerables. Otro motivo por el que callan es porque la
sociedad dice que los hombres abusadores fueron abusados, existe el temor de
que sean juzgados de ese modo (O´Leary 1999)
Era raro que los hombres lleguen
pidiendo ayuda o una consulta debido al abuso sexual, generalmente acuden
porque sienten que tienen confusión, en su identidad o preferencia sexual.
Siempre me gusta preguntar si en el pasado vivió una experiencia de
abuso sexual. También llegan hombres referidos por problemas de
“masturbación excesiva” o “infidelidad constante”, lo que puede formar parte de
un problema sexual relacionado con el abuso, aunque no necesariamente. En
ocasiones el problema puede ser eyaculación precoz o no sentir placer en la
relación o no querer caricias durante el acto sexual, tenerle miedo a la
intimidad porque pueden tener recuerdos del abuso.
Recuerdo un varón que me decía
que las caricias que su esposa le hacía
en la cara, le recordaba el abuso que vivió de niño. El tenía 8 años y quien abusó de él, le
acariciaba la cara. Para él era muy difícil, no le gustaba, le tenía memorias
intrusivas (flashbacks) e interrumpían el rato que podría ser placentero con su
esposa, teniendo que hacer un gran esfuerzo para que ella no lo notara. Amaba a su esposa y no quería que se sintiera
mal.
En otras ocasiones acuden a
consulta por intentos de suicidio,
problemas con el alcohol o las drogas, al término de una relación, problemas con su violencia o agresión.
(O´Leary 1999).
Es común que los hombres que vivieron abuso sexual tengan miedo de ser homosexuales porque generalmente, al igual que las mujeres, son abusados por hombres. Algunos tienden luego a tener “mucho” sexo con diferentes mujeres para “demostrar” que no lo son. Otros pueden tener encuentros sexuales porque no ponen límites, se paralizan como cuando niños y vuelven a sufrir la invasión de otra persona. Esto quizá influido por las ideas del machismo que relacionan el sexo con la masculinidad, como si dijera “a más sexo más hombre o poco sexo ¿será hombre?" Ideas que no son expresadas así sino de manera muy sutil.
En una ocasión un adolescente
iba mal en clases. No ponía
atención. Lo que sucedió es que fue
abusado sexualmente por un hombre y se la pasaba con la inquietud de si era
homosexual o no. Platicamos mucho y al
aclarar cosas, su desempeño escolar mejoró.
Con frecuencia pregunto si alguien los tocó de una manera que no les gustó o en sus genitales,
o si tuvieron alguna experiencia sexual en la infancia que los hizo sentir mal
o incómodos. Explico que es muy diferente es cuando son de la misma edad y se
enseñan los genitales o compiten para ver quien tiene primero una erección o le
dura más y no hay sometimiento, coerción ni violencia sino juegos entre cuates.
Lo más importante es trabajar juntos para que la culpa no domine su vida, cuestionar las creencias de la homosexualidad y de la creencia de que una
experiencia, (o varias) de abuso sexual
“trauman de por vida” a la persona o que quedan “marcados para siempre” como si
la persona no pudiera seguir con su vida de acuerdo a sus preferencias, valores y convicciones.
En una ocasión, un joven de 28
años vino a consulta muy angustiado y con ideas suicidas, según dijo cuando lo
recibieron en recepción donde yo trabajaba. Cuando pasó conmigo lo primero que me dijo era que se sentía mal
porque sentía que no tenía derecho a amar y no sabía que pasaba con él en
cuanto a sus preferencias sexuales y que pensaba que era mejor abstenerse.
Había vivido abuso sexual por un tío y después tuvo una aparente relación con
un hombre, lo que en realidad era una falta de límites y fue accediendo porque
no sabía como decir que no. Cuando cuestionamos las ideas de lo que había vivid, todo esto del abuso,
desaparecieron las ideas suicidas, y trabajamos en los límites que él quería poner y fortalecer. Es impresionante el cambio que
se opera cuando conectan las cosas. Incluso, si la persona tiene preferencias
homosexuales puede separar su preferencia del abuso, es una preferencia no una
consecuencia del abuso.
Como ya he mencionado en el
trabajo con mujeres, es muy importante aclarar lo siguiente:
El abuso se da por
irresponsabilidad generalmente de hombres que abusan de su tamaño, edad, autoridad, los hombres son agresores en un alto
porcentaje.
Las mujeres también abusan pero en menos porcentaje. Cuando la mujer es la que abusó, es muy confuso para ellos porque se supone que deben sentirse “orgullosos” de tener una experiencia sexual a tan temprana edad o en la adolescencia. El problema se presenta cuando ellos no lo disfrutan o no sienten lo que se supone deben sentir y se sienten mal porque cuestionan su masculinidad (¿seré gay?, no me gustó o no sentí nada, a lo mejor soy "del otro bando”) porque no reaccionan como se "supone deberían" de hacerlo hecho (se supone, según las ideas machistas, que los hombres tienen que estar siempre sexualmente dispuestos) lo cual tiene que ver con los roles rígidos de género. O aunque en parte lo hayan disfrutado físicamente, emocionalmente tienen la sensación de haber sido invadidos, forzados, obligados a quedar bien o a complacer.
Cuando la mujer es la agresora
también es difícil hablarlo y denunciarlo porque la sociedad espera que sea
tomado como una experiencia de iniciación y de lo cual debiera sentirse
orgulloso o presumir o de lo contrario puede ser etiquetado de ser
homosexual. Reflexionemos, ¿qué tiene
que hacer una mujer de 20 con un muchacho de 13? A veces se dan abusos sexuales
entre niñeras y los niños, y es difícil hablarlo, por lo que he comentado
anteriormente, algunos me han comentado que se quedan con la sensación de “no
dar el ancho.”
El abuso sexual no tiene nada
que ver con la homosexualidad sino con el abuso del poder. La facilidad de que
está un niño o un adolescente solo o con mucha necesidad de cariño. En ocasiones
simplemente admira a ese adulto, y eso es una abuso más de esa admiración y
porque es más fácil de manipular y obtener lo que se desea de ese niño o
adolescente. Para estos hombres que abusan es más fácil someter a un menor o a una niña a que se busque a una persona adulta con la que
hay que negociar. Esto no quiere decir que la responsabilidad cae en quien lo
dejó solo, en la madre, la cual es frecuentemente culpada. La responsabilidad es del que ejecutó la
acción, el agresor/a.
El niño no sabe qué hacer
porque no entiende bien lo que pasa, no es que lo permita, permitir es dar
permiso. A veces es recompensado con dinero o premios lo que es agradable.
Otras porque tiene miedo y le han
enseñado a obedecer a los adultos; y otras veces es amenazado. Había ocasiones en
que se lleva a los jóvenes a la “primera comunión” y es acudir a tener sexo con sexo servidoras para que se vayan
haciendo “hombres”, práctica que los jóvenes sienten como invasiva y sin
posibilidades de decir no. Práctica que parece disminuir ahora con los derechos
de los niños y el sida.
Si el niño disfrutó la caricia
no lo hace homosexual, simplemente su cuerpo reaccionó con placer porque es un
cuerpo sano y cualquiera que sea tocado con suavidad y delicadeza puede sentir
placer. Las personas que abusan saben cómo tocar para no lastimar y ser acusados.
Si buscaba al agresor es porque
buscaba afecto y no sexo, de lo cual se aprovechó el adulto.
Si siente que le llaman la
atención el cuerpo de los hombres no es porque sea homosexual sino porque fue
sensibilizado de esa manera y nada más. Pueden estar involucradas ideas y
modelos de masculinidad y quiera imitarlas como espalda ancha y esas
cosas. Y en el caso de que tenga una preferencia homosexual aun así puede
tener que ver con lo ya comentado y además la sensualidad y el gusto por el
cuerpo de su pareja si la tiene o el gusto simplemente por personas de su mismo sexo.
Trabajé con un muchacho de 25
años quien había vivido abuso por parte de su hermano, un sacerdote y un
maestro. Al ir creciendo tuvo encuentros sexuales casuales y temía ser
homosexual, incluso una terapeuta le decía que tenía que aceptarse así como
era: homosexual. Lo que trabajamos fue lo ya mencionado anteriormente. El se
sentía mal por voltear a ver a otros hombres, y “gustarle” o admirar sus
cuerpos. Esto en realidad tenía que ver
con un deseo de tener un buen cuerpo y no con deseos sexuales. Los encuentros
sexuales casuales eran consecuencia de no poner límites, se le ofrecían y él ni
se preguntaba si lo deseaba o no simplemente accedía porque se paralizaba y se
dejaba conducir. Nunca había tenido una relación de pareja con otro hombre donde hubiera
cariño e intimidad. En la medida que fue poniendo límites y comprendiendo el
abuso que había vivido fue buscando más la compañía de mujeres y descubrió “lo
máximo del placer” según me lo dijo, cuando tuvo relaciones sexuales con su
novia. Pasó después por una fase con sus novias, con las que tenía relaciones
duraderas, aunque trataba de satisfacer necesidades no sexuales con sexo.
Conforme fue avanzando, llegó a tener relaciones de pareja más balanceadas con
mujeres y su miedo a la homosexualidad despareció. Aprendió a tener amigos
hombres sin encuentros sexuales de por medio y a decir claramente no cuando
existían sugerencias para relaciones de otro modo.
Ser homosexual significa tener
una relación de pareja con alguien del
mismo sexo. Hay que respetar si esta es la situación. Aun así hay que trabajar la experiencia de
abuso sexual independientemente de la preferencia. En mi experiencia, sobretodo
con adolescentes a veces hay confusión y una vez aclaradas las dudas, su manera
de relacionarse cambia. Aunque también he trabajado con jóvenes que destapan su
homosexualidad y no vivieron abuso. Aquí
lo que hago es invitar a la familia, sobretodo a la madre para cuestionar las culpas.
Una vez más, como ya he comentado, se culpa a las madres hasta de la
preferencia sexual de los hijos y no se vale.
Encuentros sexuales casuales
con personas del mismo sexo no hacen homosexual a nadie, muchas veces tiene que
ver más con la dificultad para decir no que con el sexo o la búsqueda de la
relación. Y les es difícil decir no
porque el abordaje se semeja mucho al abuso: son invasores y a veces el muchacho o el hombre se
paraliza, como cuando fue niño no dice nada y pasa “algo”, como en el ejemplo
ya mencionado del muchacho de 25 años.
Una vez me platicó un joven,
que en una tienda un hombre le pidió su dirección y él en automático y paralizado se lo dio. Ese día o al siguiente tocaron a su puerta y
como vivía solo, al abrir la puerta, el tipo se le echó encima y pasaron
“cosas”, un encuentro sexual casual para nunca volverse a ver. Y me decía, que
cuando en la tienda el tipo le empezó a preguntar sus datos, con detalles y
precisión, algo le decía por donde iba y no podía decir que no y contestaba muy
en automático.
Es importante hablar de las
respuestas fisiológicas. Las personas me preguntan que por qué reaccionan si no
es su elección. El sentir que su cuerpo responde, generalmente aumenta los
sentimientos de culpa del varón. O´
Leary (1999) menciona que si el pene es tocado de cierta manera puede reaccionar
y si la próstata se presiona por la pared del ano, puede provocar una
eyaculación. Estas respuestas
fisiológicas son involuntarias y en ningún momento son indicadores de
aceptación.
Las consecuencias del abuso
sexual en los hombres pueden ser: depresión, inseguridad, miedo, culpa,
vergüenza, aislamiento y soledad, enojo hacia al agresor o a los que no lo
protegieron. Y enojo con ellos mismos por haberlo “permitido” les comento que de todos modos
dijeron que no, al quedarse quietos, al no participar, al obedecer, el ofensor
lo sabe pero no le importa. Es frecuente
que esté en relaciones abusivas, ya sea que él abuse (cosa que hay que trabajar
pues no es excusa y que necesita hacerse responsable de sus actos) o sea
víctima. En unas relaciones puede ser
víctima, en otras el abusador (por ejemplo ser infiel a su pareja y tener
relaciones sexuales indiscriminadamente con mujeres y tratarlas como objetos).
Las relaciones abusivas pueden ser físicas, emocionales o sexuales. Mic Hunter (1990) refiere que pueden tener problemas sexuales como
eyaculación precoz, disfunción sexual, eyaculación retardada, exhibicionismo,
fetichismo, masoquismo y sadismo sexual o “froteurismo” (ir a multitudes y
frotarse entre la gente para excitarse sexualmente.) Ahora pregunto más a los varones cuales son para ellos las consecuencias de esta experiencia y notando suponer lo que he leído. Afecta de diferentes maneras a cada persona.
Los problemas sexuales puede que no se manifiestan al principio de una relación
sino cuando se llegó a sentir más familiar o íntimo en la relación, dado que el
agresor le enseñó que intimidad era igual a peligro, porque el agresor
generalmente es alguien a quien el niño estimaba o admiraba. A veces se busca la relación sexual con más
frecuencia como forma de comprobarse a sí mismos que no son homosexuales.
Lo que el agresor enseña con el
abuso es que el sexo está ligado a lo prohibido, por eso las relaciones extra
maritales pueden ser tan excitantes y no con su pareja, porque es como si
estuviera impreso sexo íntimo=prohibido, sienten amenazante un encuentro
íntimo, porque eso fue lo que vivieron, alguien que los trató con intimidad los
lastimó. Pareciera entonces que solo lo prohibido es excitante, y como suelen
ser encuentros casuales, no hay intimidad, no hay amenaza. Además también influyen las ideas machistas de no permitirse ser vulnerables o expresar emociones.
Otra enseñanza del agresor es
guardar silencio, mantener el secreto. No pueden hablar de lo que les duele o
les inquieta, y la intimidad afectiva se vuelve difícil o se siente como
peligrosa. Además, la sociedad en que
vivimos les enseña a los hombres a que no se dobleguen ante el dolor, que no
pidan ayuda, porque se supone que los hombres deben de ser fuertes e
independientes (Valdés 2006).
Trabajé con un señor que vivió
abuso sexual y que tenía tres mujeres e hijos con cada una, además relaciones
sexuales indiscriminadas, las cuales, concluyó, era “sin pensar” y lo que
buscaba era sentirse “muy hombre” según sus palabras. Al ir trabajando el
abuso, disminuyó esa ansiedad de buscar mujeres al darse cuenta de que ese
abuso no tenía nada que ver con la homosexualidad. Trabajamos mucho también en
el aprendizaje del ofensor de que lo prohibido es excitante y la intimidad
peligrosa. También cuestionamos las ideas machistas de la sexualidad y cómo le
afectaban esas ideas.
En otra ocasión un señor me
consultó porque se masturbaba constantemente y
también, al manejar el abuso disminuyó considerablemente hasta
prácticamente desaparecer.
Las adicciones y el manejo de la sexualidad para satisfacer
necesidades no sexuales (como sentirse querido, que pertenece, admirado),
pueden también ser manifestaciones del abuso sexual.
El impacto del abuso depende de
que tan coercitivo y violento fue, la edad a la que empezó y cuanto duró, cuantos
adultos participaron, la relación con el ofensor. También dependerá si dijo
algo y de cómo lo manejaron los adultos a quien se los dijo, si le creyeron o
no o lo minimizaron y no le dieron importancia o si depositaron la
responsabilidad en la persona que abusó.
Para sentirse mejor y salir
adelante y que no sea algo que está constantemente presente como una única
historia ayuda reconocer lo que vivió sin negarlo ni minimizarlo, darse cuenta
de que fue una víctima de la irresponsabilidad de otra persona, cuestionar la culpa, aunque lo haya
disfrutado. No es requisito recordar
todo con lujo de detalles para sanar. Es muy importante rescatar los buenos
momentos y los logros que la persona
tenga en su vida, que siempre los hay. Como he mencionado en otras partes de
este libro, es muy importante investigar lo que hizo para protegerse o defenderse,
para seguir con su vida y mantener a salvo lo que es valioso para él porque de
esta manera vemos que hay muchas historias en su vida y no solo la del abuso la
cual va perdiéndose entre tantas otras historias más valoradas. Además todo lo
que ha hecho va relacionado con lo que le importa, sus valores, convicciones,
intensiones y a su vez con habilidades que le ayudaron a salir adelante. También
podríamos invitarlo a recordar de quién aprendió esos valores, esas habilidades
porque así unimos a más personas con él y esa sensación de soledad y
aislamiento puede ir disminuyendo.
Recordar que el ofensor hace
creer a la persona que no es valiosa, que lo trató como objeto, y además le hizo creer que decir no, no
tiene importancia. Los niños siempre intentan safarse, y decir no de alguna manera como por ejemplo
con el cuerpo rígido ante el tocamiento. Generalmente se quedan con la sensación
de que fue inútil porque no lograron detenerlo.
Esto puede llevar a sentimientos en la edad adulta de que no pueden
hacer nada bien, no pueden poner límites o de que tienen que ser perfectos. Les cuesta trabajo aceptar sus limitaciones y
más ante una sociedad que envía falsos y rígidos mensajes de que el hombre de
“éxito” es aquel de las grandes empresas o los grandes sueldos y deja de lado
los esfuerzos que la persona hace por salir adelante. Queda ciego lo que para la persona es el
éxito independientemente de lo que la
sociedad defina como tal, que generalmente es un solo modelo cuando en realidad
para cada persona el éxito puede ser diferente y hay muchas maneras de ser exitoso y no solo una.
Se puede manejar el enojo,
escribir cartas al agresor con todo lo que haya en su corazón, que puede haber
mucho coraje y amor a la vez, dependiendo de quien haya sido. Puede leérsela a
su terapeuta o simplemente romperla o quemarla y yo les digo que al quemarla se
vaya como una ofrenda a Dios, al espacio o al mundo, según sean sus creencias. En
mi experiencia, a los varones les cuesta más escribir las cartas que a las
mujeres. Es una opción a ofrecer, puede o no serle útil, no hay que forzar.
Asumir la tristeza por la pérdida de la relación con el ofensor
o porque no fue lo que él esperaba o como lo deseaba, por la tristeza de cómo
ha sido afectada su vida a consecuencia del abuso (Dolan Y 1991). Es importante no quedarse
ahí, Michael White (2006) refiere que
las personas pueden conservar lo que es valioso para ellos a pesar del trauma
que vivieron. A mí me gusta comentar con
las personas sobre lo que es valioso para ellos y de cómo el trauma del abuso
no logró destruir esos valores. Las personas siempre tienen cosas que atesoran
como el amor a sus hijos, la amistad o lealtades o un sentido de
responsabilidad o solidaridad, en fin cada persona tiene lo suyo y es
importante resaltar cómo la persona puede mantenerlos a pesar de las cosas tan
terribles que vivió. Esto suele dar esperanza.
Darse cuenta que lo que haya
hecho en el pasado (abstenerse sexualmente, ser infiel o promiscuo, intentos de
suicidio o alcoholizarse) fue lo mejor que pudo hacer con lo que tenía y como
se sentía en ese momento, de ahora en adelante puede ser diferente. Es importante que cuando hay ideas de
venganza, escucharlos y ver que está centrándose en el agresor y no en sí mismo
y no le ayuda a sanar.
Buscar historias alternativas
en la vida de la persona, que
contradigan los mensajes del agresor de que no vale y no hace nada bien,
siempre las hay, la cosa es buscarlas.
Ayudar a la persona a recordar personas con las que tengan o hayan tenido experiencias que le agraden, y cuando es
difícil, que puede ser encontrarlas a veces es útil preguntar por mascotas, si
tuvieron alguna, qué fue lo que esta mascota apreciaría de él, su cuidado,
haberle dado de comer, pasear, lo que sea.
El manejo de la sexualidad es
importante. Cuestionar las
ideas machistas sobre el tema y reflexionar en cómo quiere vivirla de acuerdo a
sus valores y convicciones.
En general, muchas cosas de las
que manejo con las mujeres se puede aplicar a los hombres, tomando en cuenta
los dictados sociales hacia los hombres como el machismo y cuestionar cómo les
va con esas ideas y qué prefieren ellos en sus relaciones si esos dictados u
otra manera de relacionarse. En fin, con cada persona es diferente y es una experiencia que me enriquece gracias a que me cuentan sus historias. Les digo que no solo yo les ayudo, ellos también a mi, me dan experiencia y además aprendemos junt@s.
O´LEARY
P.: Liberation from self-blame: Working with men who have experienced childhood
sexual abuse. En extending narrative Therapy, a collection of practice-based papers. Dulwich
Centre Publications 1999. Australia.
HUNTER
M. Abused boys: The neglected victims of sexual abuse.Ballentine Books 1990. USA
VALDES
Castellanos Luis SJ, Solo para hombres. Editorial Nueva Prensa Primera edición
2006, reimpresión 2007
DOLAN
Y. Resolving sexual abuse: solution focused therapy and Ericksonian hypnosis
for adults survivors. Norton 1991 USA
WHITE
M.: Working with people who are suffering the consequences of multiple trauma:
a narrative perspective. En Trauma: Narrative responses to traumatic
experience. Edited by David Denborough. Dulwich Centre Publications 2006.
Australia
Muchas gracias por compartir esta riqueza y x la manera tan amena de hacerlo. Me atrapó la lectura desde principio a fin. Hay varios puntos claves en el texto. Tal vez al final del capítulo pudieras hacer un apartado de los puntos más sobresalientes a manera de reforzar las ideas innovadoras.
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