domingo, 15 de junio de 2014

AUTOMUTILACIÓN O AUTODESTRUCCIÓN

El comportamiento autodestructivo se ve como una manipulación y existe poca comprensión, la gente que se da cuenta le pregunta a la persona el  porqué de esa actitud, haciéndola sentir culpable. Nos dicen que son "síntomas psiquiátricos" que son graves y generalmente que hay que medicar. No siempre es así. En mi experiencia rara vez.

El género influye en estas manifestaciones, las mujeres que vivieron abuso sexual tienden a ser receptoras de la agresión y el abuso de otros (generalmente de hombres) y a dirigir la agresión y los sentimientos hostiles hacia sí mismas en lugar de hacia otros. Esto tiene que ver con las enseñanzas sociales, se supone que las mujeres no agredimos a otros y que somos siempre comprensivas. Es frecuente, por lo tanto, que reciban diagnósticos de depresión mayor, o personalidad limítrofe o borderline porque son suicidas y se automutilen, y pasan el tiempo medicadas y/o en instituciones de salud.

Los hombres suelen ser más hostiles hacia otros y se involucran en actividades que dañan a otros, como en comportamiento violento y criminal; y, generalmente son diagnosticados como personalidad antisocial, psicópatas o sociópatas. Están involucrados en el sistema judicial más que en el de salud mental. Congruente con los valores culturales asignados a los varones como el uso de la fuerza y la violencia para resolver problemas.

Los comportamientos autodestructivos llevan, una buena dosis  de odio y rabia dirigida a ellas mismas. Esto lo aprendieron del ofensor ya que este al relacionarse con ella, no se hace responsable de lo que está haciendo, y crea un contexto en la cual ella experimenta sentimientos de culpa y de vergüenza, y se ve como merecedora de algo malo e indigna de amor (Laing y Kamsler 1993).

Algunos comportamientos autodestructivos de acuerdo a Curtois (1988):

·      Autosabotaje, autodescuido, no se permiten alcanzar sus metas, tener éxito y que las traten bien. 
·      Riesgos innecesarios y “accidentes”, como comportamiento impulsivo y recurrente, rebeldía, que provoca a otros.
·      Comportamiento adictivo y compulsivo: “trabajitis”, dependencias químicas (abuso de substancias), problemas alimenticios, juego, compulsión al sexo y a las relaciones (cambio constante de pareja).
·      Relaciones y prácticas sexuales abusivas: se involucran en relaciones físicas, psíquicas y sexuales que son dañinas para ellas. Prácticas sexuales peligrosas como sexo sin protección, promiscuidad, pornografía y exhibicionismo. Masturbarse y lastimarse.

Recuerdo en particular a una joven sobreviviente de abuso que cuando sentía mucha ansiedad tenía sexo sin protección. Ella me refería que cuando se sentía bien no lo hacía.
·      Automutilación: daño al cuerpo como rasguños, cortarse con cuchillos o navajas, quemarse con cigarros, ahogarse con comida, pellizcarse, picarse, pegarse o quebrarse huesos. Lo más común que yo he encontrado es hacerse marcas en el cuerpo tipo cortadas poco superficiales.
·      Suicidio: las ideas o el comportamiento suicida puede estar constante o aparecer en momentos de depresión y estrés.
·      Muerte provocada o autoinducida como resultado “exitoso” de un intento de suicidio, o de una episodio de automutilación  que llegó demasiado lejos, es decir, la persona se automutila en su desesperación pero no tiene intenciones de matarse como lo refiere Diane Clare (2009). La muerte llega como una consecuencia de ese exceso.

Me parece importante ampliar un poco el concepto de automutilación, porque conocer lo que sigue me ayudó mucho, ya que es un síntoma que impacta. Además me ha ayudado a detectar el abuso en muchas mujeres porque es común que las mamás lleven a sus hijas a consulta porque “mi hija se corta” y si no entendemos el por qué o no lo relacionamos con el abuso sexual y lo trabajamos, es posible que esa  adolescente (es en esta etapa en que lo he visto más) pase al sistema psiquiátrico y la mediquen porque eso es lo que nos enseñan que “es un síntoma grave, va para el psiquiatra”. Northworthy y Lane (1998) refieren que cuando alguien empieza estas prácticas es por varias razones como violencia en la familia, violación, abuso sexual, drogadicción, alcoholismo, estrés, ruptura en la familia o que actualmente alguien esté abusando de esa persona. La severidad depende de muchos factores.  Una persona con ansiedad puede rascarse con intensidad e insistencia o morderse las uñas. Otra, generalmente considerada “borderline” se cortará, se golpeará o se quemará. No quiere decir que quien se pega o se corta tenga ese diagnóstico.

Una muchacha con la que trabajé, vivió incesto por su padre y su abuelo y se golpeaba la espalda con un cinto.

Pueden hacerlo crónicamente, en forma de rituales o esporádicamente.  Generalmente cuando se queman, se golpean o se cortan, lo hacen en el antebrazo o en las muñecas, ocasionalmente en las piernas. La mayoría de las veces son heridas superficiales y rara vez pueden ser profundas o que requieren atención médica.

La automutilación sucede cuando están lidiando con los recuerdos del abuso. Sienten que es preferible el dolor físico que el emocional. O cuando están bajo presión, están alcoholizadas. En un artículo presentado por Nosworthy y Lane  (1998) al preguntarles a unos jóvenes por qué alguien haría algo así bajo presión, recibieron la respuesta de que es un liberador del estrés, una alternativa al suicidio, por enojo, confusión, castigo, culpa, una alternativa para no castigar a alguien más, un modo de obtener atención. Y esto puede ampliarse y encontrar valores de la persona que puedan llevarla a verse diferente. Por ejemplo si alguien se lastima para no herir o castigar a otra persona, podemos preguntarle qué considera valioso e importante que no quiere dañar a otras personas, y podemos investigar con qué se relaciona esto, generalmente con el afecto o el respeto. Podemos entonces ver, que a pesar del sufrimiento, la persona es capaz de sentir afecto y respeto, lo que podría contradecir la idea de que está "dañada".

La meta está en sí misma no en la muerte ni en controlar a otros o al terapeuta, es para algunas personas una forma  de confiar en el dolor como evidencia de estar vivas. Más de las veces es una práctica solitaria y vergonzosa. Generalmente son evasivas cuando se les pregunta, y se lo achacan a torpeza o accidentes. Esconden sus heridas y comportamiento. Si llegan a exhibirlo es como manifestación del dolor intenso, comunicar a otros la presencia de un dolor interno (invisible) enseñando las heridas externas comenta Briere (1996).

Y como ya he mencionado, esto ha cambiado con el tiempo, las chicas ahora (veo más mujeres que hombres en mi lugar de trabajo) lo hacen por que lo ven en los medios, la tele o el internet y no lo viven como algo vergonzoso como antes. Esto en parte me parece bueno porque las madres se dan cuenta más fácilmente y se dan cuenta que algo está pasando que requiere atención.

Comparto la siguiente información de los motivos por lo que las mujeres se dañan así mismas según las primeras terapeutas que le dieron un significado distinto a este comportamiento como Curtois (1988) que cita a de Young quien agrupa las diferentes motivaciones de la autoagresión o automutilación  de la siguiente manera:

1. CONFUSIÓN Y CONTROL: demostrar que tiene control y propiedad sobre su cuerpo,  lo que no tuvo cuando sucedió el abuso. La impotencia que siente ante la rabia se autodirige y se expresa en daño a sí misma. Tratan de verse feas para que no las abusen, creen que el abuso es el resultado de su apariencia y buscan no ser atractivas, un intento de prever nuevos abusos. Anestesiar la parte del cuerpo que ha sido o está siendo abusada distrayéndose con otro tipo de dolor (físico),  por ejemplo prefieren pellizcarse que “sentir” la mano de su padre en un flasback. Un llanto silencioso que pide ayuda y sin romper el silencio. También puede ser una señal de fortaleza, como una forma de sentir que puede aguantar cualquier cosa que le hagan.

2. CASTIGO: la automutilación le sirve de autocastigo o enmienda: la víctima se culpa y busca castigarse. Es una forma de introyectar la hostilidad del ofensor expresada como vergüenza, baja autoestima y odio a sí misma y de esta manera retoma donde se quedó el ofensor y continúa con el mismo patrón abusivo, es decir, el ofensor ya no la agrede y ella, como se siente mal se castiga. Como se culpa por el abuso y siente disgusto por su cuerpo, sobretodo si respondió al tocamiento y sintió placer, se castiga. Está muy enojada con su niña interna y la ve  como mala, sucia y asquerosa.

3. REINTEGRACIÓN DEL EGO: los actos de automutilación proveen calma psíquica y disminuyen la tensión asociada a los recuerdos del abuso. Estos actos proveen un mecanismo para resolver conflictos internos, como culpa o rabia que no son expresadas. La automutilación también libera de sentimientos de vacío, despersonalización, enojo, abandono y rechazo. Es una forma de probar  y sentir la existencia.  Gil (1988) comparte esta idea y nos narra la historia de un niño que al cortarse y ver la sangre se sentía vivo y como los demás, “de carne y hueso”. Ver la sangre  o al cortarse puede darle la sensación de calma y darle fin a un episodio de disociación. Generalmente no hay dolor que acompañe a este comportamiento porque se liberan endorfinas que anestesian el dolor del abuso.

Una muchacha en sus crisis intensas de ansiedad me decía: “Doctora déjeme cortarme, nomás un poquito, es que se siente muy rico”.

M. White (1995) en una entrevista que le hicieron refiere que el comportamiento autodestructivo es una expresión del abuso que vivieron, pero que es una forma particular de la expresión de esa experiencia. Estos comportamientos autodestructivos están dados por el significado que la persona le da al abuso el cual invariablemente gira alrededor de temas de culpabilidad y poca valía, o que de alguna manera la persona merecía el abuso o lo atrajo, o que pudo haberlo detenido si en realidad lo hubiera deseado. Y pienso que estos significados se dan así por la cultura en que vivimos que responsabiliza a las mujeres de los abusos y violaciones que vive, con frecuencia escucho que a las mujeres les preguntan cosas como “¿por qué no gritaste? (corriste, lo dijiste) o ¿Estás segura? ¿No te estarás confundiendo?” Y aunque es con buena intensión, el mensaje pareciera ser “si hubieras gritado, corrido…no hubiera pasado”. 


Estas cosas han cambiado con el tiempo, aproximadamente, del 2009 a la fecha, el que las jóvenes se corten está teniendo un significado distinto del que he mencionado y no se vive con la vergüenza que he comentado ni se esconde. Pareciera que es una especie de “moda” juvenil de que eso es lo que se hace cuando algo te incomoda o molesta, les pregunto de donde viene la idea y me dicen que lo vieron en programas de televisión o en el internet.

Una mamá me consultó en una ocasión porque su niña de 9 años de cortaba. Platicando con la niña me comentó que lo hacía cuando la pareja de su mamá maltrataba a su madre. Cuando yo le pregunté de dónde había aprendido hacerlo, rápidamente me contestó “en la tele”. Cuando platicamos sobre su postura ante eso me dijo que no le gustaba y vimos otras opciones de acuerdo a su edad y sus preferencias, las cosas cambiaron y la niña dejó de hacerlo.


Ahora no interpreto ni doy una explicación del porqué lo hacen porque pienso que las personas saben más de sus motivaciones e intenciones con las que hacen las cosas que yo. Las pregunto por su opinión y lo que eso les parece y vamos trabajando en base a lo que es preferible para ellas.


BRIERE J.: Therapy for adults molested as children. Springer Publishing Company 1996.USA

CURTOIS C.: Healing the incest wound. Norton & Company 1988. USA
CLARE Diane: Snakes and ladres: The ups and downs of a self-harming lifestyle. The International Journal of Narrative therapy and Community Work.  Creative Narrative Practice. Dulwich Centre publications 2009. No.1. Australia.

GIL E.: Treatment of adult survivors of childhood abuse. Launch Press 1988 USA
LAING L. y Kamsler A. Poner fin al secreto. Terapia para madres e hijos después de haberse revelado el abuso sexual infantile. En Terapia del abuso sexual, Durrant M. y White Ch. Compiladores, 1993 Gedisa editors.
NOSWORTHY S. & Lane K.: How we learnt that scratching can really be self-abuse: coresearch with young people. En White C. & Denborough D.: Introducing Narrative Therapy: a collection of practice-based writings. Dulwich Centre Publications 1998.Australia
WHITE M.: Naming abuse and breaking from its effects. En Re-Authoring Lives: Interviews & Essays. Dulwich Centre Publications 1995. Australia. En español: Reescribir la Vida, Entrevistas y Ensayos. Gedisa editorial 2002. Barcelona

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